El verano es un buen momento para que los niños comiencen los frenillos, porque es probable que tengan más tiempo para acudir a las citas. Las primeras citas, durante las cuales se colocan los frenillos, serán un poco más largas, por lo que es mejor sacarlas del camino antes de que se reanude la escuela. Una vez que la escuela se reanude, puede concertar visitas más rápidas y rutinarias que no le tomarán tanto tiempo.
Tenga en cuenta de que algunos niños toman un poco de tiempo para adaptarse a los frenillos, aunque las nuevas tecnologías ortodóncicas minimizan la mayoría de las molestias físicas. También hay un período de adaptación en el que los jóvenes necesitan acostumbrarse a comer con frenillos y aprender técnicas de limpieza adecuadas.
Familiarizarse con estos aspectos en el hogar y bajo la supervisión de un adulto será una gran ayuda para los niños. Los niños podrán experimentar con alimentos blandos y pasar lentamente a alimentos más duros después de que se instalen los frenillos, y para cuando las clases vuelvan a estar en sesión, verán que sus frenillos son más de una extensión natural y menos de un obstáculo.
El momento perfecto para instalar los frenillos
Tenga en cuenta de que el mejor momento para completar el tratamiento ortodóncico es durante la tasa de crecimiento máxima de un niño. Los estudios han demostrado que los mayores brotes de crecimiento ocurren durante los largos días de verano. Por eso, es mejor ponerse los frenillos lo antes posible para asegurarse de que los dientes de su hijo se muevan a la posición deseada mientras aún están creciendo. La Asociación Estadounidense de Ortodoncistas recomienda que todos los niños reciban una evaluación inicial después de cumplir los siete años.